domingo, 10 de febrero de 2013

TODAS LAS MUJERES DE MI VIDA SE MUEREN POR SER TU EN ESTE MOMENTO



Todas las mujeres de mi vida
se mueren por ser tú en este momento.
Un día fui yo el que me moría por ellas
porque todas fueron tú durante un instante.
Sin embargo, no puedo concebir ahora 
la vida sin las cosas que me has ido
pegando y limando sobre mi piel.

Todos los corazones que me he ido 
comiendo han hecho del mio
un órgano a la medida de tu mano.
Por eso me gustas tanto cuando 
sin piedad me lo arrancas y amagas 
con comértelo sicalíptica y pudorosa 
al mismo tiempo.

Yo me siento seguro cuando lo tienes
en tu mano como un trofeo conquistado,
mientras mis venas se enroscan en tu brazo
hasta encontrar una arteria fatal 
en la que clavarse y llevarte al orgasmo 
sin necesidad de utilizar 
ningún músculo de mi cuerpo.

Sin el vértigo de la pérdida
el valor sólo sería una palabra más
para algún poema y tú serías como las otras
que desean ser tú en este momento.
Sin embargo, a veces me gusta ser egoista
y ver ese abismo de niebla en tus ojos,
ver como dices con una mirada
lo que una mujer no debe decir nunca
para quedarse sin ese as en la manga
y yo me lo crea demasiado.

Todas las mujeres de mi vida
se mueren por ser tú en este ahora,
por eso yo, lo confieso, 
disfruto como Jack el Destripador
matándolas con una mirada
justo cuando esbozan sus sonrisas
y están a punto de decirme
lo orgullosas que están de mi.

Me gusta que se mueran desangradas
en cualquier acera 
mientras les lanzo un beso
y continuo mi camino
con esa canción de Los Secretos
revoloteando en mi mente...
Tuviste una oportunidad
y la dejaste escapar.

ALBERTO CARIDE