lunes, 3 de septiembre de 2012

EL LABERINTO


Antes de que se dieran cuenta, se encontraron perdidos dentro del laberinto. Era un espacio al aire libre desde el cual podían verse las estrellas en las noches de cielo raso y con unas paredes tan altas que el Sol nunca penetraba por ellas. El suelo estaba pegajoso por los restos orgánicos y el aire era dulzón, seguramente cargado por la mezcla de los fluidos todavía calientes con los aromas de la vegetación improvisada en la sombra. Un silencio abrumador contrastaba con los alaridos de los minutos anteriores. De repente, el suelo tembló y se oyó un rugido. Los mochileros no se giraron debido al miedo de comprobar con sus propios ojos el fracaso de Teseo. Simplemente, corrieron bajo el sol de Grecia con la esperanza de poder salvar su vida en Cnosos, la ciudad del Minotauro.

MAPI PAMPLONA

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