jueves, 30 de agosto de 2012

YO QUERÍA DECIRTE ALGO





Llegaste a mi vida como una luciérnaga en noche oscura, con cierta timidez revoloteaste a mi alrededor y no quise que te fueras. Anhelaba esa luz, deseaba tu compañía y con la magia del amor te hice hombre, esa figura añorada que visitaba mi alma en sueños cada día, aún a través de la distancia. Eras pura energía que viajaba a través de mares y cordilleras para aposentarte en mi inquieto corazón. Los ecos de tus versos quedaban en mí como en las caracolas el sonido de su amado mar. Ni la distancia ni el tiempo pudo ensombrecer el vendaval de luz que insuflabas en mi espíritu y como cuento de hadas o magia deslumbrante, llegó el hombre a mi vida: ojos tristes y dulces, intensa mirada en la que se adivinaba toda una vida de amor y martirio, dos luceros llenos de destellos que embriagaban; piel morena, suave, tersa como capullo de seda para envolverme en ella; manos cuidadas que escribían en mi piel dulces versos de amor. Eras tú amor, tú que llegabas a mi vida para llenar mis momentos, para conocer mis silencios y cuánto mi alma albergaba.

©Karyn Huberman. 2009

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